viernes, 6 de abril de 2012

Innamatus

Acordaron darse apoyo. Un hombro en el que recargar la cabeza, unos brazos que les ayudaran a no romperse y a conservar el calor dentro de ellos, alguien con quien hablar, alguien con quien ser vulnerable… Un compañero con quien fingir que no estaban solos en este mundo.

A él le habían dejado tantas veces que ya no creía en el amor. Había tenido el corazón tan roto que al final lo había terminado perdiendo, o al menos eso era lo que había dicho.

A ella le dejó el hombre que más había amado, dejó de amarla aún antes de terminar. Seguían juntos, pero él ya no la buscaba ni se veía emocionado por verla, ya no parecía importarle y ella no comprendía cómo es que eso podía haber sucedido de la noche a la mañana. Aquel primer “Te amo” fue tan triste como nunca imaginó que podría serlo. Después de él, no quiso volver a creer en la palabra de ningún hombre de amarla para toda la vida. No creyó que la fueran a amar. Y si no la iban a amar y la iban siempre a dejar o no iba a confiar y terminaría por huir sin enamorarse, entonces no le encontraba sentido a tener una pareja.

Se sentaban en una banca, en la sombra, ella recostaba su cabeza en las piernas de él, él acariciaba su cabello en silencio…


Ni una sola palabra era pronunciada. Si ninguno tenía nada que decir, entonces no era necesario matar aquel dulce silencio que parecía ayudar a aquella ternura ficticia a entrar y apagar un poco el dolor dentro de ellos.

A veces se tomaban de la mano y cerraban los ojos para sentirse protegidos, para no sentirse solos. Ese era su principal objetivo, hacerse compañía.

Eran adictos a esos instantes en que se alejaban del mundo para volverse frágiles, para desnudarse el alma y sólo dejar salir lo que sentían, podían llorar, podían quedarse quietos escuchando el silencio, pero con un compañero con quien sentir ese mismo éxtasis de tener frente a ti a una persona especial mirándote a los ojos.

Todos decían que estaban enamorados, pero la verdad era que ellos ya no podían estarlo. Podían pasar mucho tiempo juntos, toda la vida, incluso, pero jamás serían pareja pues de eso era de lo que huían…

Y de los labios de nadie nunca se escapó un “te quiero”, nadie intentó enamorar, nadie tuvo detalles románticos o intentó besar al otro. Ninguno quería volver a sufrir, y ninguno quería arruinar lo que tenían.

Eran almas gemelas, pero no querían arruinarlo con la soberbia de una relación. Eran almas gemelas porque los dos estaban vacíos, porque ninguno sentía ya, por eso eran iguales.

No sabían del pasado del otro, sólo conocían su esencia, sus secretos más ocultos, sus miedos... Sólo eso...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario