lunes, 6 de enero de 2014

No todos tienen sueños

La única manera que encontraba para tratar de describir esa apatía que sentía era decir:
Yo sólo... No quiero nada
Así era su sentir hacia todo. No había algo que quisiera o buscara. Simplemente esperaba cerrar sus ojos y librarse de todo.

Ella solamente soñaba con encontrar algo que anhelar. Algo que le diera una pista de qué rumbo seguir, pero eso no llegaba.

Hacía y deshacía sueños de mentira todo el tiempo, sonriendo falsamente para aferrarse a metas temporales que le ayudaran a sentirse menos vacía, menos perdida... Menos inhumana.

Se sentía tan perdida y sin sentido que a veces soñaba con morir. Y es que morir no le asustaba, lo que le asustaba era que le resultara tan sencillo pensar aquello.

¿Es mucho pedir no existir? ¿De qué sirve una existencia vacía? ¿De qué sirve un caminante sin rumbo? ¿De qué sirve un corazón que no siente? ¿De qué sirven unas piernas que ya no se mueven?

Estaba vacía. Vacía como una caja de bombones en manos de una chica que vuelve a ser soltera. Vacía como una caja de fósforos luego de que un niño los usara todos para hacer una fogata. Vacía como las paredes de una casa abandonada. Vacía como los bolsillos de un mendigo...

Estaba vacía. Carecía de propósito y sentido, ella ya no servía. Entonces ¿Por qué se le castigaba siguiendo aquí, entre los que sueñan y aman todos los días?


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