De vez en cuando hay que sacar nuestros demonios para evitar que nos consuman por dentro
miércoles, 2 de enero de 2013
Nuestra casa
En nuestra casa habrá dos sillas. Dos tazas. Dos platos.
En nuestra casa habrá café y habrá siempre pasta. Tendremos muchas películas, desde las que nos gustaban de niños hasta las que vemos ahora.
En nuestra casa habrá música y canto, se escucharán nuestras voces entonando serenatas para el otro.
Tendremos fotos que nos sirvan para atar memorias, y boletos de cine y teatro que nos recuerden todas aquellas historias.
La cocina será grande y tendrá muchos ingredientes y utensilios para cuando cocinemos. También tendremos velas y un florero que se puedan acomodar en la mesa para improvisar una cena romántica.
Tendremos mantas que sirvan para protegernos aún cuando nos quedemos hasta tarde viendo películas y tendremos un tazón para poner palomitas. La mitad con mantequilla para mí, la mitad con caramelo para tí.
Y compraré una bonita cafetera para ti y aprenderé a hacer postres para que los comas mientras saboreas tu café. Y tú me enseñarás a cocinar spaghetti y yo te enseñaré que para expresarse se puede bailar cualquier música, aunque yo sea pésima en ello.
Y después de cenar saldremos a caminar un rato por el vecindario, tomados del brazo, platicando de lo que hicimos en el día. Luego volveremos y nos vestiremos para dormir con pijamas a juego, tal como imaginabas, la tuya azul y la mía rosa, aún cuando sea un cliché y yo prefiera el azul y tú el morado.
Por las mañanas el sol entrará por la ventana y nos despertará al acariciar con su luz y su calor nuestros rostros. Entonces juntos cocinaremos y nos sentaremos a la mesa a tomar nuestro desayuno, yo me ocultaré del sol para que no lastime mis ojos, y tu fantasma se sentará al otro lado, donde me sonreirá por encima del plato vacío y la taza de café que sólo podrá oler...
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